Desde hace tiempo leo los poemas (o cualquier tipo de texto) pensando en si me pueden servir para trabajarlos en clase. Una característica fundamental que busco es si dará lugar a una reescritura posterior. Es una forma de cerrar el círculo: leer (o escuchar), analizar, comprender, escribir, declamar.
Con «Amor propio», de Raquel Lanseros se pueden trabajar muchos aspectos. Preguntarles a los alumnos y las alumnas cómo se ven dentro de diez o veinte años puede constituir el arranque de una situación de aprendizaje. Se puede partir del análisis de este poema, cuál es el tema que trata, quién es el hablante o el objeto lírico. Realizar una comprensión lectora que pueda resultar enriquecedora (¿por qué habla de hologramas?); declamar el poema, trabajando así aspectos de la oralidad como el tono, el volumen o la dicción. También, cómo no, trabajar gramática y ortografía, pero desde el texto: qué tiempos verbales se usan en el poema, uso de las comas, tipos de oraciones…
Finalmente, podemos, por ejemplo, usar la estructura de la segunda estrofa para que los estudiantes tengan desde donde partir y responder a la pregunta de la situación de aprendizaje que planteamos al final del párrafo anterior:
Versos impares: mientras yo + verbo + sustantivo.
Versos pares: él/ella + verbo + sustantivo.
Verso final: reflexión/conclusión a la que llegas o propósito que te planteas.
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